Mientras SAETA pide otro aumento y la tarifa urbana podría escalar a $1.183 en junio, una mirada histórica revela que el precio del boleto ya creció muy por encima de la inflación. ¿Qué explica entonces este ajuste sin freno?
La Autoridad Metropolitana de Transporte (AMT) convocó a una audiencia pública para el viernes 6 de junio en Chicoana para tratar el pedido de SAETA de elevar la tarifa de colectivo urbano de $890 a $1.183,51, lo que implicaría un incremento del 32%.
¿El aumento es por inflación?
Según argumenta SAETA, el aumento responde a la suba de costos operativos, principalmente salarios y combustible, que representan el 70% del gasto total. Pero si se observa la evolución del precio del boleto desde una perspectiva histórica, los números cuentan otra historia.
Cuando Gustavo Sáenz asumió la gobernación en diciembre de 2019, el boleto costaba $25. Durante su primer mandato, los aumentos fueron por detrás de la inflación: en agosto de 2023, unos meses antes del cambio de gobierno nacional, el precio del pasaje era de $110. Esto representa un aumento acumulado del 340% en casi cuatro años, frente a una inflación del 622% en el mismo período.
Es decir, hasta entonces, el Estado compensaba la diferencia con subsidios nacionales y provinciales. Pero a partir de la llegada de Javier Milei, todo cambió.
Desde Milei: aumentos récord y fin de los subsidios
En enero de 2024, el boleto subió de $110 a $290 (+164%). En marzo llegó a $490, en junio a $690 y en octubre trepó a los actuales $890. Estos significa que entre agosto de 2023 y octubre de 2024, el precio del boleto aumentó un 709%, frente a una inflación del 258%. Es decir, el valor del pasaje creció casi tres veces más que los precios generales.
Entonces, si el incremento no responde estrictamente a la inflación, ¿qué fue lo que lo impulsó?
Con la llegada de Javier Milei al poder, la Nación eliminó el subsidio a los colectivos en la mayoría de las ciudades del interior del país, y el gobierno salteño en lugar de reclamar o negociar la restitución de estos fondos o compensarlos con fondos provinciales, decidió trasladar a los pasajeros la perdida de los fondos nacionales.
Basta comparar las leyes de presupuestos de 2023 y 2025 (en 2024 no hubo ley de presupuesto) para comprobar que esto es así. Los ingresos por la venta de boletos en el Presupuesto 2023 representaban un 27% de los ingresos de SAETA, mientras que en el Presupuesto 2025 ya representan el 38%.
¿Cuánto costaría el boleto si se hubiera seguido la inflación?
Según cálculos basados en el IPC, si el precio del boleto hubiera seguido la inflación desde diciembre de 2019 hasta octubre de 2024, debería haber costado en octubre pasado $645, no $890.
Y si se mantuvieran los subsidios nacionales, el precio actual del pasaje podría ubicarse en torno a los $770. Incluso con proyecciones inflacionarias, el boleto en junio no debería superar los $788, pero SAETA ya plantea llevarlo a $1.183. La diferencia no se explica por el aumento de los costos, sino por la decisión política de trasladar el ajuste al bolsillo del usuario.