Paridad en la Legislatura: siete elecciones después, hay 23% de diputadas y menos del 9% de senadoras

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Nueve años después de la sanción de la Ley de Paridad en Salta, la presencia de mujeres en los cuerpos legislativos provinciales continúa lejos del equilibrio que establece la normativa. Tras cinco elecciones generales y dos PASO celebradas bajo la Ley 7.955 —que fijó un cupo 50/50 e intercalamiento de géneros en las listas—, la composición de ambas cámaras evidencia que la igualdad formal en las boletas no se traduce en igualdad real en la ocupación de bancas.

La ley, aprobada en noviembre de 2016, buscó garantizar la participación equitativa de géneros en cargos electivos provinciales y municipales, con excepción de cargos unipersonales o elecciones de un solo representante. Sin embargo, casi una década después, la Legislatura Bicameral de Salta muestra una subrepresentación persistente de mujeres, con patrones muy distintos entre Diputados y Senadores.

Diputados: 23% de representación y un retroceso departamental

La Cámara de Diputados cuenta actualmente con 14 mujeres sobre un total de 60 bancas, lo que equivale a un 23,33%. En 2021 hubo 19 diputadas, representando el 32% del cuerpo. La proporción entre géneros es marcadamente desigual: hay 7 diputadas por cada 23 varones, o 0,30 mujeres por cada varón. De las 14 diputadas actuales, 8 cumplen mandato 2023–2027 y 6 tienen mandato 2025–2029.

Aunque el número total de diputadas se mantuvo, la renovación dejó retrocesos en varios departamentos: siete bancas femeninas que finalizaron mandato fueron reemplazadas por varones. Los casos más significativos se registraron en Chicoana, Anta, Metán y Orán. Capital, en cambio, concentra la mayor cantidad de diputadas: 9 en total (52,94%).

Senadores: solo 2 mujeres en 23 bancas

La Cámara de Senadores presenta un desbalance aún más marcado: solo 2 senadoras ocupan las 23 bancas disponibles, lo que representa un 8,7%. Hasta el último recambio había 3, pero Sonia Magno (San Carlos) no renovó. La proporción es extrema: una senadora por cada 10,5 senadores varones.

Mapa departamental

Los datos muestran contrastes profundos entre cámaras y departamentos. Rosario de Lerma es el único distrito con representación femenina en ambas cámaras. Anta tiene senadora pero no diputadas. Capital tiene diputadas, pero ninguna senadora. En los 17 departamentos restantes, la representación femenina es directamente nula en ambas cámaras.

Por qué sucede este fenómeno

Aunque la Ley 7.955 garantiza equidad en la conformación de las listas, no asegura equidad en la composición final de los cuerpos legislativos. Esto ocurre por varias razones:

• En la mayoría de los departamentos, especialmente para el Senado, se elige un solo cargo. Esto permite que los varones, que suelen encabezar las listas, sean los principales beneficiarios del sistema.

• En Diputados, muchos departamentos eligen solo un diputado o muy pocas bancas. Aun cuando la lista es paritaria, si el primer lugar es varón, ese departamento termina sin representación femenina.

• La ley garantiza paridad “en las nóminas”, pero no exige resultados: por eso, aun con listas equilibradas, los accesos a las bancas continúan reproduciendo desigualdades previas.

• El arrastre electoral de los primeros lugares —históricamente encabezados por varones— profundiza la brecha, sobre todo en departamentos donde la competitividad es baja y las listas ganadoras colocan solo a su primera figura en el cargo.

En síntesis, la norma modificó la oferta electoral, pero no transformó el modo en que los votos se traducen en bancas. Por eso la representación final sigue lejos del 50/50.

Conclusión

Salta sancionó su ley de paridad un año antes que la Nación. Sin embargo, en 2015 —antes del 50/50— había 15 mujeres y 45 varones en Diputados (25% y 75%). Tras siete elecciones (cinco generales y dos PASO), la presencia femenina es del 23% en Diputados y menos del 9% en Senadores. La paridad es un indicador de calidad democrática: ampliar voces, corregir desigualdades y garantizar que la perspectiva de las mujeres esté incluida en la toma de decisiones. Sin embargo, los datos muestran que garantizar paridad en las listas no asegura paridad en las bancas.

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