La inflación que mide el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) para el Noroeste Argentino (NOA) podría ser sensiblemente mayor si el organismo utilizara ponderadores más actualizados. De acuerdo con un análisis realizado por Ciudadana Comunicación, la diferencia no es menor: entre noviembre de 2023 y octubre de 2025, la inflación acumulada habría sido del 266% (y no del 241%) si el índice se construyera con los patrones de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) 2017/18, en lugar de la encuesta que se utiliza en la actualidad, que es la de 2004/05.
Actualmente, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) sigue utilizando una estructura de gastos que refleja hábitos de consumo de hace dos décadas y que quedó completamente desactualizada. Aunque existe una ENGHo más reciente, el organismo no incorporó aún sus ponderadores. El Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló que esto cambiará a partir de enero de 2026.
Cómo impacta cambiar los ponderadores
El IPC es un índice ponderado. Esto significa que cada rubro de consumo tiene un peso específico dentro de la canasta, determinado por cuánto gastan realmente los hogares en ese tipo de bienes o servicios. Esa información surge de las encuestas de consumos de los hogares (ENGHo). Cuanto mayor es el gasto de las familias en un rubro, mayor es su influencia en la inflación.
Cuando los patrones de consumo cambian pero el IPC no se actualiza, la medición empieza a distorsionar la realidad. Si un rubro que sube mucho de precio tiene poco peso en el índice viejo, el IPC final termina subestimando la inflación real que sienten los hogares. Por el contrario, si un rubro atrasado en precios tiene demasiado peso en la canasta antigua, el índice queda artificialmente más bajo.
El impacto del cambio de canasta en la inflación del NOA
El INDEC registró una inflación acumulada del 241% en el NOA entre noviembre de 2023 y octubre de 2025. Sin embargo, con los ponderadores actualizados de la ENGHo 2017/18, la suba habría sido del 266%, es decir, 25 puntos más.
Las diferencias entre ambas encuestas son significativas. En la ENGHo 2004/05, los servicios públicos representaban el 7% del gasto de los hogares del NOA. En la encuesta de 2017/18, esa participación sube a 12,1%, un salto del 72,9%. Lo mismo ocurre con el transporte, que casi duplica su peso al pasar de 8,4% a 15,3%. Las comunicaciones también crecen de forma drástica: suben de 2,6% a 5%.
Estos tres rubros se encuentran entre los que más aumentaron desde el inicio de la gestión de Javier Milei. Mientras la inflación general del NOA avanzó 241% en el período analizado, los servicios públicos aumentaron 478%, el transporte, 286%, y las comunicaciones, 301%.
Con una canasta que asigna más peso a esos rubros, el índice final lógicamente se dispara.
La situación es inversa para las categorías cuyos precios crecieron menos que la inflación promedio. Alimentos y bebidas no alcohólicas, el principal gasto de los hogares del NOA, baja del 34,7% al 29% entre una encuesta y otra. Prendas de vestir y calzado cae del 12,4% al 7,7%. Entre noviembre de 2023 y octubre de 2025, los alimentos subieron 202% y la indumentaria apenas 144%, muy por debajo del promedio general.

La diferencia entre ganar y perder
La elección de una u otra canasta no solo modifica la lectura de la inflación, sino también la del poder adquisitivo de los salarios. Según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), el salario promedio registrado en Salta pasó de 463.834 pesos en noviembre de 2023 a 1.525.730 pesos en junio de 2025 (último dato disponible), lo que implica un aumento del 229%.
Si se toma el IPC oficial del NOA, la inflación acumulada del período fue del 214%. Eso implica que los salarios le habrían ganado a los precios. Pero si se actualiza el cálculo con los ponderadores de la ENGHo 2017/18, la inflación correspondiente sería de 235%. En ese caso, los salarios quedarían por detrás, con una pérdida real del poder adquisitivo.